Inteligencia artificial
En este sentido, la aplicación de la Inteligencia Artificial puede enriquecer y extender modelos epidemiológicos que “contribuyan a tomar acciones de salud pública”, afirman desde Eurecat.
Las recomendaciones de prevención y recopilación de síntomas pueden abrir la posibilidad de “enriquecer” herramientas de selección tanto en urgencias como en unidades de cuidados intensivos (UCI).Una vez que el paciente ya esté diagnosticado, es posible realizar acciones de monitoreo remoto para poder seguir la enfermedad vía cuestionarios. Así como la toma de variables mediante dispositivos médicos sencillos.
Proyectos en telemedicina
En este sentido, desde Eurecat han desarrollado un sistema de telemonitorización, denominado Ekenku. Este modelo sirve para el seguimiento de las constantes en casos de enfermos crónicos complejos o de pacientes que requieren de esa atención. Este sistema podría utilizarse después de episodios agudos o antes y después de una intervención.
El sistema Ekenku puede tomar parámetros como la tensión, el peso, las pulsaciones, los niveles de glucosa o la temperatura, además de establecer consultas virtuales con conexión a Internet.
En relación a los pacientes que deben someterse a una cirugía, Eurecat participa en el proyecto Paprika, que tiene como objetivo mejorar los resultados en salud y la calidad de vida de los pacientes. Para ello, utiliza un programa de entrenamiento personalizado y adaptado que permite una mejor preparación con el apoyo tecnológico.
A nivel europeo, el centro tecnológico también ha tomado parte del desarrollo de CONNECARE, una solución basada en “la medicina de las 4 pes”: participativa, personalizada, predictiva y preventiva.
También existen proyectos telemáticos relacionados con el tabaquismo, el consumo de alcohol para afrontar cirugías o de atención a pacientes oftalmológicos.
Redes virtuales óptimas
La nube virtual de datos trabaja con memoria, de tal forma que “la red aprende y, cuando le das una nueva estructura, es capaz de saber si es tóxica o no”, ha explicado la experta. Una de las características principales del proyecto es que las estructuras moleculares son virtuales, por lo que no tienen porqué estar sintetizadas en el laboratorio. Esta cualidad, junto al índice de fiabilidad, ofrece la oportunidad de crear aquellas estructuras que no sean tóxicas, lo que supone un ahorro de recursos en todas las etapas de desarrollo de fármacos.
En este sentido, la inteligencia artificial puede aplicarse en etapas como la identificación de nuevos fármacos, la síntesis de laboratorio, el estudio en animales o las fases clínicas, entre otras. Actualmente el grupo de Campillo en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB) diseña fármacos para enfermedades neurodegenerativas, como el alzheimer, parkinson, ELA o esclerosis múltiple, y algunos proyectos para enfermedades infecciosas.